ES MEJOR UNA RELACIÓN CONSTRUCTIVA DONDE LOS DOS SE ENTIENDAN Y APOYEN Y QUE NO EXISTA NINGÚN TIPO DE DESTRUCCIÓN.
Testimonio real, se conserva oculta la identidad del protagonista por petición del mismo.
"Antes de que mi esposa y yo decidiéramos divorciarnos según el tolerante y bien equilibrado sistema legislativo belga (la llamada ley Lenoir), los niños, de entonces cuatro y siete años, habían sido testigos de una buena cantidad de abusos.
Esto fue ya hace 14 años, pero hoy, todavía, este abuso entra en erupción de vez en cuando en el teléfono. Los recuerdos tremendos vuelven a mi cabeza, como la imagen de mi padre en una visita que le hicimos, en la puerta de su casa agitando su bastón y gritándonos a nosotros en un intento vano de que paráramos de discutir acerca de cómo acomodar las cosas en el auto delante de los niños.Evitamos vernos, hacerlo nos da escalofríos.
Cuando tu abuelo tiene que protegerte de la incomprensión y la absoluta carencia de colaboración de tus padres, algo está muy mal. Afortunadamente, el niño no recuerda nada.
Los golpes vinieron más tarde en el matrimonio. Un día, mi ex mujer me golpeó la nariz y me la rompió, fue una reacción por pura frustración. Algunas semanas después, me dio una patada en mis órganos genitales: ¿me había convertido en un esposo maltratado víctima de la violencia doméstica?
No quería devolverle el golpe, por mi profesión conozco bien a lo que puede llevar la violencia física. Pero sus ataques pusieron las cosas claras: la relación se había terminado definitivamente. Años de irritación, discusiones y malentendidos terminaron tristemente en golpes. Ya no habría más amigos de visita que me dijeran al marcharse: "Vaya… ¡cuánta tensión negativa hay en esta casa!" A lo que yo respondía con media sonrisa "¡Ah! No, ¡pero este era un buen día!"
La nuestra parecía una unión hecha en el cielo, dos personas destinadas a vivir juntas y a tener magníficos hijos pero… ¿compresión mutua? Nada de nada. Es casi gracioso ver cómo nuestros hijos, hoy en día, no pueden imaginar que hayamos estado casados ni diez minutos, tan diferentes y opuestos nos ven.
El divorcio fue suave y relajado, un alivio, y entonces comencé a buscar el amor verdadero, y ella también lo hizo.
Cada uno hizo su vida pero ahora los dos estamos solos de nuevo. Y han comenzado de nuevo las tensiones entre nosotros. Cuando yo estaba en pareja nuevamente, mi ex esposa hizo lo imposible por separarme de ella. Me confesó después que ella no podía soportar que mi nueva relación fuera muy buena mientras ella se había unido a un hombre violento e intolerante.
Mi ex mujer tuvo que escaparse, literalmente, de su nueva relación. Yo terminé separándome de mi pareja de una manera amistosa, simplemente el amor se había desvanecido.
Yo fui una figura paterna para los hijos de mi pareja, y también para los míos. Aún somos amigos con mi última compañera y nos llamamos por teléfono, en realidad hablo con varias de las mujeres con las que me relacioné después de mi divorcio. Incluida mi ex esposa. También hablábamos por teléfono muy seguido pero siempre caíamos en las mismas discusiones y frustraciones, así que decidimos no seguir llamándonos.
Ahora solo discutimos cuestiones económicas, nada más. Intentamos no tocar temas ríspidos e hirientes. Ella me sigue acusando de cosas que no recuerdo haber hecho o de las cuales me declaro inconsciente. Pero nunca sabré exactamente de qué me acusa porque no me lo explica.
Ella me odia. El daño es irremediable. Intento que el tiempo cure las heridas y por mi parte me hago cargo de mis culpas y responsabilidades. O al menos eso intento. Pero esta relación ha marcado y destrozado nuestras vidas."
http://parejas.about.com/od/Divorcio/a/Relaciones-Destructivas-Un-Testimonio-Real.htm